El Cepillado
  • Aunque existen diversas técnicas de cepillado, no hay ninguna absolutamente eficaz para todas las personas. El dentista es quien debe asesorarte sobre la forma de cepillado más adecuada a las características de tu boca, ofreciendo un adiestramiento personalizado.
  • Primero barrer y luego fregar: la primera fase del cepillado ha de realizarse en seco, usando el cepillo sin agua y sin dentífrico. En esta fase eliminaremos las bacterias adheridas a la superficie de los dientes. Incluso es conveniente sacudir el cepillo de vez en cuando para eliminar la saliva. Al basarse en la acción mecánica del cepillo sobre la dentadura, si lo mojamos con agua, sus filamentos se reblandecen y el efecto es menor.
  • El cepillado ha de realizarse con suavidad. Si lo realizas de forma muy impetuosa corres el riesgo de sufrir un traumatismo causado por el cepillado, que tiene como consecuencia una disminución en la altura de las encías y un desgaste del esmalte dental.

  • Procura que el cepillado sea minucioso, llegando a todos los rincones y realizando diversas pasadas. El cepillo debe desplazarse con suavidad y en espacios muy cortos. El movimiento idóneo es el vibratorio (elíptico o circular) pero sin que el cepillo varíe de posición. El cepillo no debe hacer ruido, éste es señal de que el proceso no se está realizando de forma correcta.

  • Para cepillar la zona más profunda de la boca hay que cerrarla, ya que si la mantenemos abierta se dificulta el acceso del cepillo a los últimos molares. Debe prestarse especial atención al surco existente entre la encía y el diente ya que las bacterias tienden a quedarse retenidas allí. Al limpiar esta zona se masajea el resto de la encía, manteniendo el cepillo un ángulo de 45 grados con respecto al eje del diente.

    Cuándo es el mejor momento

  • En principio, para una correcta higiene bucal bastaría con un cepillado exhaustivo al día durante al menos 10 minutos y en el que se limpiasen meticulosamente todas las zonas y rincones de la dentadura utilizando los instrumentos necesarios (cepillo, pasta dentífrica, seda dental y cepillos interdentales).

  • Este proceso debería llevarse a cabo por la noche, antes de ir a la cama. Mientras dormimos disminuye la producción de saliva y por tanto también se reducen las defensas de la boca y el daño que provocan las bacterias es mayor.

  • Sin embargo, no todo el mundo dispone del suficiente tiempo o paciencia para lograr un cepillado tan minucioso, por lo que se recomienda repartir el proceso en dos o tres veces, después de las principales comidas.

  • Si vas a realizar el cepillado dos veces al día, el otro momento ha de ser por la mañana que es cuando la boca está menos higienizada.

    Dónde
  • No es necesario realizar el cepillado en el lavabo, podemos hacerlo sentados y simultaneándolo con otras actividades como leer o ver la tele. De este modo no nos cansamos tan pronto de usar el cepillo y podemos invertir más tiempo en este cepillado. Es importante aprender a hacerlo de forma inconsciente.

    Zonas que no debes olvidar
  • Hay zonas que olvidamos con más frecuencia en nuestra higiene bucal. Siempre tiendes a comenzar el cepillado en los molares superiores de la parte contraria a la mano con la coges el cepillo (si eres diestro, la parte izquierda). Es posible que te hayas cansado antes de llegara a la otra parte de la boca y te olvides de la cara de los dientes más próxima a la lengua o al paladar y de las zonas que mastican.

  • Es conveniente cepillar la lengua ligeramente al finalizar el cepillado, ya que allí se esconden un gran número de bacterias.
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